Noticias

Mireya Martín Larumbe

03 / Enero / 2016

CORRESPONDENCIAS

La Natura es un templo donde vividos pilares

Dejan, a veces, brotar confusas palabras;

El hombre pasa a través de bosques de símbolos

que lo observan con miradas familiares.

Como prolongados ecos que de lejos se confunden

En una tenebrosa y profunda unidad,

Vasta como la noche y como la claridad,

Los perfumes, los colores y los sonidos se responden.

Hay perfumes frescos como carnes de niños,

Suaves cual los oboes, verdes como las praderas,

Y otros, corrompidos, ricos y triunfantes,

Que tienen la expansión de cosas infinitas,

Como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso,

Que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos.

Charles Baudelaire


Cada vez que veo las obras que Mireya Martín Larumbe ha reunido para esta exposición mi mente acude casi inmediatamente al poema “Correspondencias” de Charles Baudelaire. Más aún ahora que me enfrento a escribir un texto para
acompañarlas.
¿Cómo voy a escribir nada? Todo ya está dicho en el poema. En sus imágenes nos encontramos con figuras vegetales, animales y humanas que rompen las barreras, que transcienden las fronteras de lo que les debería definir y se entremezclan con el no ser identitario. Todo en las creaciones para esta exposición es una correspondencia con algo más, nada se queda en su lugar y sutilmente se desplaza señalando una otredad que sin embargo siempre ha estado ahí detrás.

Animales con mirada más que humana, mujeres con expresión animal, huesos,
insectos, cáscaras de huevo… un verdadero bosque de símbolos que nos trasporta a un sentimiento, casi panteísta, que nos sitúa a cada espectador como parte de un todo indisoluble.

Esta exposición nos habla de la ruptura de todas las dualidades. No es posible pensar en la existencia de un alma separada del cuerpo ante la presencia de estas obras de Mireya Martín Larumbe. Las palabras que distinguen lo natural de lo humano, lo instintivo de lo moral, el sentir del pensar, quedan agotadas y superadas ante estas imágenes que abren la puerta a un mundo de relaciones: todo formando parte de un todo de manera orgánica. Y si los dibujos y esculturas no fueran suficiente para hacernos con esta idea la exposición está coronada por una animación en la que las imágenes se transforman dentro de un círculo, llevándonos a mundos que cantan los transportes del espíritu y de los sentidos.

Iker Andrés